lunes, 16 de abril de 2012

Kyoto y los bambis de Nara!!




Kyoto día 3: Como les contamos Japón es carisimooo, con lo cual, llegó el fin de semana y tuvimos que hacer un cambio de hotel para lo que habíamos reservado un Guest House… La cosa de entrada se puso rara, antes de subirnos al taxi fuimos, como ya es costumbre, a pedirle a la chica de la recepción que nos escribiera la dirección en japonés para dársela al taxista, después de muchas caras difíciles de descifrar, busco algo en internet y con un gesto de “ojala les sirva” nos dio un papel lleno de simbolitos... con la misma cara nosotros se la dimos al taxista, quien 5 segundos mas tarde estaba reunido en asamblea con todos los taxistas de la parada viendo si alguien le ayuda a identificar la dirección… el pobre tampoco tuvo suerte así que después de varios intentos fallidos de llamar al número que teníamos del guest house arranco el auto y emprendimos camino…



A ver la parte interesante es que empezamos a dar vueltas entre un montón de callejuelas tan angostas, que ni al taxi le daba el ángulo para girar… bien como a la quinta vuelta manzana decidió parar en una esquina y bajarnos para que lo buscáramos a pie… y eso hicimos, con valijas y todo empezó una especie de búsqueda del tesoro, donde íbamos comparando la foto que teníamos de la puerta del guest house con las puertas de todas las casas del vecindario… y como dicen por ahí el que busca encuentra, así que después de varios minutos de caminata y previo sacarnos los zapatos, hicimos nuestro ingreso al guest house que teníamos reservado y pagado…



Ok, si llegar había sido difícil, vaya sorpresa que nos llevamos cuando finalmente estábamos ahí!!! Después de mirar nuestros pasaportes el Sr de la recepción muy amablemente nos dice… “acá no hay ninguna reserva a su nombre y estamos fully booked”…  Cri Cri … nooooooo!!! En resumen, llamada va, llamada viene, los de la página de internet por donde reservamos todo nos mandaron un mail al hotel con una nueva reserva que ellos habían hecho y pidiendo disculpas por el error… Otra vez a agarrar las valijas, otro taxi y un papel escrito en japonés con una dirección que ni sabíamos donde era…



Nuevamente no fue fácil, pero esta vez el taxista si se pudo comunicar con el lugar, así que lo guiaron hasta que llegamos… primeras impresiones: entramos por el jardín a una casa de familia, nos recibieron los dueños, que nos hicieron pasar al living y ahí la cosa se empezó a poner como película muda… Como prácticamente no hablaban ingles, el dueño de casa nos entro a pasar papelitos con distintos tipo de instrucciones de lo que teníamos que hacer… “the passport please”, “write your name here”, etc. etc., mientras tanto la mujer nos servía una especie de té y salía de escena haciendo reverencias marcha atrás… la cosa se iba poniendo cada vez mas bizarra, hasta que finalmente y gracias a un perfecto lenguaje de señas los seguimos para que nos mostrara la habitación …  para nuestra sorpresa el segundo piso estaba hecho a nuevo, tenia 4 habitaciones y los baños, todo recién pintado y decorado impecable, “joya, nunca taxi”!!!

 



Parece que nuestro angelito de la guarda, sigue trabajando y tuvimos tanta suerte que la zona donde quedaba este nuevo guest house, era Higashiyama (justamente donde se celebra el festival nocturno que les contamos anteriormente),  una especie de San Telmo de Buenos Aires, donde hay todas callecitas antiguas y donde se encuentran muchísimos de los templos que nos faltaban que conocer.



Así fue que salimos nuevamente a conocer los templos de la zona donde ahora estábamos hospedados. El mas importante fue el templo Kyomizu Dera, que es famoso por su espectacular construcción sobre pilotes de madera y desde donde se tiene una espectacular vista de todo el valle con la ciudad.   Es un templo muy pero muy lindo, lo visitamos tanto de noche como de día y en ambas ocasiones no paro de deslumbrarnos.









Esa misma noche, y como estábamos en el barrio, después de una pausa para tomar un té preparado por sus dueños en casa, volvimos a enfrentar el frío (todo muy pero muy lindo pero hacía un frio de c……) y salimos a caminar nuevamente por el paseo nocturno de las calles y templos iluminados, al pasar por la entrada del Kyomizu Dera nos encontramos con una ceremonia tradicional hecha por niños de  la zona que además de peculiar estuvo muy divertida. 









 Antes de seguir hacemos un paréntesis para contarles que muchos de estos festejos y ceremonias con las que nos encontramos se deben a que en la época que estamos visitando Japón, que son los primeros días de la primavera,  se la conoce como la Cherry-blossom Season,  muy famosa en Japón, porque es cuando los árboles comienzan a florecer y culturalmente es muy importante. Los primeros en florecer son unos árboles que tiene la particularidad que de estar sin una sola hoja pasan directamente a estar completamente florecidos. Kyoto y sus templos son famosos por tener muchos de estos árboles lo que hace que en estas semanas en la ciudad comienza la época de mayor turismo y visitas a los templos, castillos y lugares sagrados. 





Esto sumado a que cada uno de estos lugares históricos está  increíblemente bien cuidado, piensen que en la mayoría de los casos fueron construidos antes del descubrimiento de América… Los jardines con el pasto y los arboles perfectamente cortados, las construcciones están increíblemente mantenidas, limpio y  con un orden envidiable….


Ah!! Como si esto fuera poco, otra sorpresa con la que nos encontramos es muchísimas japonesas vestidas de geisha y los hombres con el respectivo atuendo, ya sea visitando templos, en las calles, en los restaurantes, etc.





Entonces  cuando mezclas todo esto en una sola imagen se produce una especie de mística en el ambiente que lo hacen realmente interesante, los paisajes, las flores y los ponjas vestidos de época, todo junto dentro de estos templos ancestrales, por momentos te hace sentir que te trasladas  en el tiempo.



Bien, volviendo a lo nuestro para el cuarto día en Japón decidimos tomarnos nuevamente el tren y visitar la ciudad de Nara.  Nara fue una de las primeras capitales que tuvo Japón, justo antes de Kyoto. Es una pequeña ciudad, que conserva mucha historia sobre el país del oriente.  Según la Lonely unos de los lugares top para conocer en Japón se encuentra ahí, y hacia allí nos dirigimos: el templo Todai Ji.




El templo Todai Ji se conoce por ser la construcción de madera mas grande del mundo, y sin dudas la  mayor atracción es lo que contiene, el  Daibutsu, un buda de oro de un tamaño mas que imponente. A cada lado de la entrada hay dos guardianes tallados en madera que son unas figuras gigantescas y de quienes también les dejamos unas fotitos para que vean que el Buda de oro está bien custodiado……











Otra de las lindas particularidades que tiene esta ciudad es que por todos lados se pueden encontrar una especie de bambis o ciervos que caminan por las calles,  los parques, los templos, etc. La cantidad que hay es impresionante, por momentos le dan una onda muy bonita y peculiar a la ciudad, aunque la mayor parte del tiempo te dan un toque de lástima porque no están muy cuidados y se nota que no están en su habitad natural, sobre todo en su pelaje.






Al igual que en Kyoto, la región de los templos en Nara, también queda sobre una ladera, solo que mucho mas chica, con lo cual el camino entre templo y templo es una parte mas del paseo, vas atravesando, bosques, pagodas, bambis, mas bambis, todo por un sendero que te va guiando hacia los templos.





En el rato que nos quedaba en Nara visitamos dos templos mas, el primero de ellos en la parte mas alta, Nigatsudo, estaba lleno de fuentes, pinturas, campanas trabajadas en hierro y las infaltables lámparas de papel. Y el segundo, Kasuga Taisha, que se caracteriza por sus cientos de columnas de un color naranja brillante, donde gran parte de los salones no estaban abiertos para visitas porque estaban siendo usados por los Monjes, a quienes se los escuchaba orar desde afuera.






 Sin mucho tiempo mas, y después de otro día agotador de largas caminatas por toda la ciudad de Nara, nos tomamos el tren y volvimos a casita a dormir bien abrigados para recuperar la temperatura!!!



Créanlo o no, al otro día temprano nos tuvimos que volver a cambiar de hotel (el manejo del presupuesto y los “fully booked” hacen que sea una tardea ardua¡!!!). Con esto superamos nuestro propio record, 6 días en una ciudad y en 3 hoteles diferentes, 2 noches en cada uno!!!  Una vez instalados salimos a recorrer un par de atracciones más que nos faltaban de Kyoto.



La primera fue el templo Ginkakuji y su Pabellón de Plata, que debe su fama a su hermosa arquitectura y sus jardines con paisajes minimalistas.  Si, ok, en este momento se pueden estar diciendo… “otro templo mas???!!!” y la respuesta es seeeeeeee, si bien a todos se los llama templos cada uno es completamente diferente al otro, tienen su propio paisaje, su mística y no te cansas de mirarlos y caminar entre ellos. En este caso, un detalle interesante es que el pabellón principal del templo y los jardines que usualmente se usaban para meditar y observar, estaban separados por una pequeña laguna y la única forma de cruzar era un puente que quien diseño y construyo el templo lo llamo, el puente del otro lado del mundo.









Al salir de ahí y ya casi llegando al final de nuestra estadía en Kyoto, nos fuimos para el Nijo Castle, el castillo en el que vivían las familias reales. La estructura del Castillo era enorme, una sola planta, divididos en varios ambientes, cada uno para un fin especifico y según eso la decoración que tenían. No faltaban los salones de recepción a gobernantes extranjeros, los dedicados a la ceremonia del té, los altares para rezar, etc.; pero mas inmensos aun eran sus jardines y lagunas simplemente espectaculares






 y como no podía ser de otra manera si hablamos de un castillo … un imponente foso con agua rodeándolo, un puente de ingreso, las torres de custodia, etc. No sabemos si “fueron felices y comieron perdices”, pero claramente “vivían como reyes”.

 



Finalmente y para despedirnos de esta increíble ciudad, pasamos a visitar el Night Food Market, que son, básicamente, unas 5 ó 6 cuadras de ferias donde venden todos los productos para cocinar que se les pueda imaginar. Mas allá de la cantidad de gente, de los empujones y que vas avanzando como marea humana, la cantidad de cosas y sobre todo la variedad es asombrosa. Digamos que vimos muchas mas cosas de las que nos imaginamos que se podían comer y viéndolas todavía dudamos de que tipo de plato pueden formar parte…  frescos, disecados, condimentos, etc. para todos los gustos!!





Lo que hay que reconocer a Japón hablando de comidas, es que al contrario de lo que pasó con sus vecinos los chinos (donde el 95 % de las veces comimos en Kentucky o McDOnalds ¡!!)  acá no paramos de probar todos tipos de platos tradicionales de los restaurantes japoneses. Una combinación de sabores y una preparación impecable!!






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